Congreso: deuda, judicatura y sistema anticorrupción
Hay una dinámica familiar que al parecer es muy común en nuestra sociedad. Cuando alguno de los progenitores no quiere asumir la responsabilidad de ser quien niega algo utiliza la estrategia de transferir la responsabilidad a su contraparte. En esos casos escuchamos frases como: “¡Pregúntale a tu papá!” o “Lo que diga tu mamá”. En ocasiones esa es la mejor manera de resolverlo, cuando se remite con quien tiene una postura más firme e informada respecto a lo solicitado, y por lo tanto tiene elementos para tomar una mejor decisión. El problema surge cuando no es así, o cuando está claro que la decisión no va a ser del gusto de quien hizo la solicitud y se le transfiere la carga de dar la mala noticia a la otra parte.
De la misma manera, en la política se suele transferir la responsabilidad de anunciar una decisión ya tomada, que caerá mal entre amplios sectores de la población, a quien se calcula que tiene menos que perder en el proceso. Así, por ejemplo, la decisión de solicitar préstamos para enfrentar la crisis provocada por el Covid-19, que es sumamente impopular en nuestro estado, se le encomendó a la Comisión Interinstitucional de Reactivación Económica, y luego el gobernador se la pasó al Congreso, una institución que no tiene mucho que perder en un caso como éste, dado que de por sí su popularidad es muy baja.