El Diario NTR
Aprender la lección
Es un lugar común afirmar que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero no siempre ocurre así. A veces, el golpe y la humillación que experimenta quien se tropezó son tan fuertes que, definitivamente, aprende a evitar la piedra.
Ahora bien, como me comentó una curandera maya, las piedras con las que nos tropezamos no están ahí por casualidad, sino que nos salen al encuentro para que aprendamos algo. Sin embargo, lo que aprendemos depende de nuestro corazón. Podemos aprender a caminar poniendo atención al lugar donde ponemos los pies, modificando el rumbo cuando sea necesario para no dañar ni dañarnos, o podemos dedicarnos a quitar todas las piedras que encontremos para no tener que desviarnos de la ruta que trazamos, aunque causemos daño o nos dañemos en el proceso.
Cuestión de confianza
En 1986, Billy Joel sacó a la venta un disco que contenía la canción A matter of trust (Es cuestión de confianza), que se dirigía a una mujer que había padecido una relación afectiva en la que sufrió mucho abuso de parte de su pareja, por lo que era comprensible que ya no quisiera involucrarse en otra relación, a lo que el cantante le pedía que confiara en lo que le ofrecía, que se diera cuenta de que la relación con él era distinta, y que la relación podría perdurar, porque entre ellos el vínculo se basaba en la confianza.
Como el mismo Joel lo plantea, volver a confiar después de sufrir abusos no es una cuestión sencilla; es necesario que se vaya sumando una serie de situaciones en las que se va viendo la posibilidad de que la relación se desarrolle de una manera diferente y más satisfactoria. Esto que es cierto en el ámbito afectivo también lo es en el ámbito público.
Congreso: deuda, judicatura y sistema anticorrupción
Hay una dinámica familiar que al parecer es muy común en nuestra sociedad. Cuando alguno de los progenitores no quiere asumir la responsabilidad de ser quien niega algo utiliza la estrategia de transferir la responsabilidad a su contraparte. En esos casos escuchamos frases como: “¡Pregúntale a tu papá!” o “Lo que diga tu mamá”. En ocasiones esa es la mejor manera de resolverlo, cuando se remite con quien tiene una postura más firme e informada respecto a lo solicitado, y por lo tanto tiene elementos para tomar una mejor decisión. El problema surge cuando no es así, o cuando está claro que la decisión no va a ser del gusto de quien hizo la solicitud y se le transfiere la carga de dar la mala noticia a la otra parte.
De la misma manera, en la política se suele transferir la responsabilidad de anunciar una decisión ya tomada, que caerá mal entre amplios sectores de la población, a quien se calcula que tiene menos que perder en el proceso. Así, por ejemplo, la decisión de solicitar préstamos para enfrentar la crisis provocada por el Covid-19, que es sumamente impopular en nuestro estado, se le encomendó a la Comisión Interinstitucional de Reactivación Económica, y luego el gobernador se la pasó al Congreso, una institución que no tiene mucho que perder en un caso como éste, dado que de por sí su popularidad es muy baja.
Militarización, la nueva normalidad
En diciembre de 2006, el entonces recién nombrado presidente de la República, Felipe Calderón, quien, por cierto, tuvo que entrar a escondidas a la sede de la Cámara de Diputados a rendir protesta, dio inicio a la guerra contra el narcotráfico, sin tener evidencias de ningún tipo que justificaran dicha acción.
Algunas personas criticamos públicamente la decisión debido a que preveíamos que traería como consecuencia un enorme incremento de la violencia en México, lo cual efectivamente ocurrió, como era de esperarse, pues la falta de información y de estrategia provocó la fracción de los grandes cárteles de la droga que coexistían más o menos pacíficamente, cada uno con su territorio y especializado en un tipo de droga en particular, en un enorme conjunto de pequeños cárteles que comenzaron a competir violentamente entre sí.
Sobre la iniciativa de manejo del presupuesto
Participación del Dr. Alberto Bayardo en el Informativo NTR con Sonia Serrano
Designaciones públicas: un pendiente en Jalisco
En democracias como la nuestra la población tiene la oportunidad de elegir a las personas que ejercerán ciertos cargos públicos. Las elecciones son un mecanismo mediante el que la ciudadanía procura que las decisiones públicas se tomen de una manera más cercana a sus propios intereses.
Lo ideal para algunas personas sería que se sometieran a votación absolutamente todos los puestos públicos, pero como eso es imposible en la práctica, nuestro sistema político ha determinado que algunos cargos son de elección popular, mientras que otros son resultado de una designación.
¿Y la democracia?
En la película V de Venganza hay una secuencia en la que el personaje principal, V, le recuerda a la teleaudiencia de su país que, en medio del pánico causado por una guerra y una epidemia, la población aceptó la propuesta de un líder político que les ofreció orden y paz a cambio de su consentimiento obediente y silencioso, y en consecuencia ahora tenían que soportar la crueldad y la injusticia, la intolerancia y la opresión, sin quejarse ni exigir soluciones, como antes podían hacerlo.
Así, a lo largo de la película nos vamos enterando de cómo ese país fue renunciando a los contrapesos democráticos, dejando que se concentrara todo el poder en una sola persona y, paradójicamente, quienes lo habitaban vivían cada vez más inseguros, porque la arbitrariedad con la que se ejercía el poder favorecía a las autoridades que abusaban de él, en medio de la impunidad incluso si dañaban a alguien. Cualquier parecido con la realidad de México es producto de la historia, no de la casualidad.
¿Y el Congreso?
Recientemente, investigadores de la UNAM y del CIDE hicieron notar el hecho de que el Congreso de la Unión no está trabajando, y me atrevo a decir que la gran mayoría de la población no se ha dado cuenta de eso, lo que se explica en parte por el hecho de que la atención a la pandemia provocada por el Covid-19 ha hecho que pongamos los ojos en el Poder Ejecutivo y sus dependencias, como es lógico.
Pero el hecho de que casi nadie haya notado la ausencia del Congreso también puede deberse a que nuestra cultura política autoritaria nos acostumbró a considerar que sólo lo que hace el presidente es importante, y en todo caso lo que ocurra en el Poder Judicial, porque sabemos que lo más conveniente es no tener nada que ver con asuntos judiciales, porque siempre perderemos algo, aunque sea sólo tiempo.